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El colapso de FTX: ¿Qué pasa con las criptomonedas luego de la condena de SBF?
Una corte federal de Manhattan declaró culpable a Sam Bankman-Fried de los siete cargos que afrontaba por el espectacular colapso de FTX. Un año después de que el intercambio se declarase en bancarrota, un jurado compuesto por 12 personas declaró, de forma unánime, que Bankman-Fried malversó los activos de los clientes, y que es culpable de conspiración para cometer fraude de valores, lavado de dinero, entre otros crímenes.
Se espera que el fundador de FTX pase ahora décadas en prisión, con una sentencia potencial que podría exceder los 100 años. Y quizá la pregunta más grande relacionada con esta condena es qué sucede con la criptoindustria, la cual estaba en la mira de los legisladores desde antes del colapso del intercambio.
Ahora, el dramático fin de FTX y Bankman-Fried probablemente acelere el empuje por una normativa integral a las criptomonedas en Estados Unidos. Tal normativa será una espada de doble filo para las criptomonedas, brindándole a los inversores minoristas más protección a cambio de los elementos más displicentes del sector.
Una breve historia de FTX
Una de las características más impresionantes de FTX es lo rápido que pasó de ser nada a convertirse en uno de los intercambios más grandes del mercado… y viceversa.
Sam Bankman-Fried lanzó FTX en mayo del 2019 anudado a Alameda Research, una empresa mercantil de criptomonedas que se lanzó en octubre del 2017. Lo interesante es que se sabía poco sobre Alameda antes del lanzamiento de FTX. Una búsqueda en Google con las palabras clave «Alameda Research», y restringida a los años del 2017 a inicios del 2019, básicamente no arroja resultados.
No obstante, información posterior sugiere que Alameda consiguió suficiente dinero del intercambio de criptomonedas en el 2017 y el 2018 como para lanzar FTX. FTX también recibió 8 millones de dólares de un fondo patrimonial en agosto del 2019 de parte de varias empresas privadas de capital de riesgo, incluyendo Proof of Capital, Greylock Capital’s Chris McCann, Consensus Lab, FBG y Galois Capital.
Además, FTX recibió una «inversión estratégica» de parte de Binance en diciembre del 2019, con la cual este intercambio invirtió supuestamente 70 millones de dólares en el primero, al mismo tiempo que compraba una gran porción de tókenes FTT, el token de FTX.
Según el comunicado de prensa del acuerdo anterior, Binance estaba interesado en FTX por sus «innovadoras» funcionalidades de intercambio y tecnología. Como explicó Changpeng «CZ» Zhao, fundador de Binance:
«El equipo de FTX ha construido una innovadora plataforma de intercambio de criptomonedas de rápido crecimiento. Debido a su origen como operadores profesionales, nos vemos reflejados en el equipo de FTX y creemos en su potencial para convertirse en un gran participante de los mercados de derivados de criptomonedas.
Tal respaldo conllevó más crecimiento, mientras que un adulador perfil en Forbes, publicado en octubre del 2021 (en la cúspide del último mercado alcista), revelaba que FTX registró 11,5 mil millones de dólares por volumen de operación de derivativos (en promedio), convirtiéndolo en el cuarto mayor intercambio a nivel mundial. También se reveló que Alameda «obtuvo mil millones de dólares en ganancias» en el 2020, así como una enorme ronda de financiación de 900 millones de dólares, liderada por SoftBank, en julio del 2021.
Esta ronda llevó a FTX a valorarse en 18 mil millones de dólares, pero fue la cúspide del intercambio. Cuando el mercado alcista del 2021 se convirtió en el mercado bajista del 2022, Alameda, que continuaba intercambiando criptomonedas, comenzó a perder dinero. En realidad, comenzó a perder más dinero, pues los documentos presentados poco después de que FTX/Alameda se declarase en bancarrota revelaron que el intercambio tuvo pérdidas netas por 3700 millones de dólares entre su lanzamiento y el final del año fiscal del 2021.
Así es, FTX perdía dinero incluso antes del mercado bajista del 2022. Esta fue la gota que derramó el vaso, principalmente porque un balance general filtrado de Alameda y FTX reveló en noviembre del 2022 que, si se eliminaba el token nativo FTT de la ecuación, los pasivos eran mucho más que los activos. Estampida masiva en FTX, a medida que los clientes se peleaban unos con otros por sacar sus fondos del intercambio.
Este éxodo fue el clavo final para FTX. Binance al principio sugirió adquirir el intercambio antes de echarse para atrás pocos días después. Así, el 11 de noviembre, FTX se vio obligado a presentar el capítulo 11 de bancarrota, lo cual dejó a sus restantes clientes con pérdidas de casi 16 mil millones de dólares en activos.
Sam Bankman-Fried, culpable de todos los cargos: ¿Qué pasa ahora?
Las semanas y meses que siguieron al colapso de FTX revelaron lo sinvergüenzas que habían sido Sam Bankman-Fried y sus ejecutivos. Alameda no solo estaba perdiendo dinero por sus inversiones fuertemente apalancadas, sino que había estado usando los fondos de sus clientes para cubrir las pérdidas.
Esto es lo que el Departamento de justicia de los EE.UU. alegó al presentar los cargos contra Bankman-Fried en diciembre del 2022 y, a principios de noviembre del 2023, un jurado declaró al fundador de FTX culpable de todos los cargos. Como se mencionó anteriormente, Bankman-Fried enfrenta una posible sentencia de 110 años en prisión, aunque algunos expertos creen que recibirá menos que esto y quizá no pase el resto de su vida en prisión.
Claro, la gran pregunta es qué pasa ahora con las criptomonedas. En aquel entonces, el colapso de FTX tuvo un enorme impacto sobre el mercado de las criptomonedas: el valor general de este disminuyó de poco más de 1,1 billones de dólares a 820 mil millones de dólares después de este fracaso. No obstante, los efectos a largo plazo quizá sean más importantes.
Por ejemplo, organismos reguladores y legisladores en los EE.UU. han exigido normativa integral de las criptomonedas de forma inmediata. En una audiencia poco después del colapso de FTX, el presidente de la CFTC urgió al Congreso a actuar velozmente con dicha normativa, mientras que en los meses siguientes se presentaron varias leyes en los EE.UU. (p.ej., la Ley de Innovación Financiera Responsable Lummis-Gillibrand).
Una de estas, una ley bipartidista patrocinada por los representantes McHenry, Thompson, Hill y Johnson, brindaría más claridad a la hora de saber cuando una criptomoneda debe considerarse un valor y cuando un bien, entre otras cosas. No obstante, ha encontrado oposición de un sector del Congreso, pues la representante Maxine Waters argumenta que pasa por alto «la visión de la Administración, la Comisión de Valores y Bolsa, y la defensoría del consumidor e inversor».
Por lo tanto, el Congreso en sí podría aprobar una normativa más estricta o aplicar más severamente las leyes existentes cuando se trata de las criptomonedas. De cualquier manera, esto podría dificultar a las empresas de criptomonedas que trabajan dentro de los EE.UU. o que ofrecen servicios a sus ciudadanos, como ejemplifican las numerosas acciones que la SEC ha tomado desde el colapso de FTX.
Es claro que las criptomonedas necesitarán un resurgimiento normativo para ganarse la confianza del público. Con el mercado aún a la baja 12 meses después del colapso de FTX, parece que el apetito del público general por las criptomonedas no aumenta. Aunque algunos dentro de la industria se quejen, una normativa que afronte la problemática de FTX podría brindarle al mercado la ayuda que necesita.