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¿Podrían más fracasos bancarios desencadenar el siguiente mercado alcista en las criptomonedas?
Cuánta diferencia entre un año y el siguiente. El 2022 fue un año sumamente malo para la criptoindustria. Cada mes parecía tener un nuevo evento negro aún más devastador que el anterior. Al colapso del ecosistema Terra y el consecuente contagio a lo largo de la industria le siguió una avalancha de críticas de las instituciones bancarias tradicionales.
Estas disfrutaron del colapso de ciertos criptoproyectos, así como de la ruina financiera de aquellos lo suficientemente ingenuos como para invertir en ellos. Incluso se atrevieron a afirmar que los inversores merecían ser arruinados por no entender completamente los riesgos de contraparte asociados con las criptomonedas.
Es un poco irónico que, menos de un año después, estos mismos bancos tradicionales comenzaran a caer como piezas de dominó. De pronto, a todos se les olvidó lo que era un riesgo de contraparte.
¿Por qué fracasan los bancos?
Antes de examinar si estos fracasos bancarios darán inicio a un próximo mercado alcista en las criptomonedas, es importante comprender primero por qué fracasaron.
Los bancos pueden fracasar por varias razones. Sin embargo, muchos de los recientes fracasos bancarios ocurrieron debido a una combinación de estos factores:
- Regulaciones distendidas – La Ley Glass-Steagall de 1933 prohibió a los bancos combinar fondos comerciales con los fondos de inversión. Su derogación en 1999 contribuyó a la crisis financiera global del 2008. La Ley Dodd-Frank del 2010 reintrodujo regulaciones a los bancos con más de $50 mil millones en depósitos. Esta se reformó en el 2018 para subir este nuevo límite a $250 mil millones.
- Sistema bancario de reserva fraccional – Solo obliga a los bancos a contar con un mínimo del 10 % de todos los depósitos. Los bancos pueden usar el 90 % restante para invertir en opciones de generación de rentabilidad a «bajo riesgo», como bonos de la tesorería.
- Mandato dual de la Reserva Federal – La Reserva busca alcanzar dos metas específicas. Maximizar la empleabilidad y estabilizar los precios. Esto lo consigue mediante la impresión de nuevo dinero y el ajuste de las tasas de interés preferentes.
Un brebaje tóxico
Si tomas estas tres cosas y las mezclas, es solo cuestión de tiempo antes de que todo se empiece a derrumbar. Los bancos con más de $250 mil millones en activos (los cuales son casi todos los bancos regionales de EE.UU.) tomaron más riesgos. Eran los mismos bancos que habían presionado al gobierno por el incremento del umbral de los $50 mil millones en la reforma del 2018.
Los bancos de bonos de la tesorería contaban con tarifas bajas porque la Reserva había mantenido abajo las tasas de interés preferenciales. Esta es la clave de por qué los bancos comenzaron a fracasar.
Durante el 2022 e inicios del 2023, la Reserva comenzó agresivamente a subir las tasas de interés para tratar de controlar la inflación. Esto tuvo un enorme efecto secundario. Los préstamos comenzaron a estrecharse. Obtener un préstamo se hizo más difícil, por lo que las cuentas comenzaron a usar sus ahorros para cubrir costes.
Los bancos que operaban a reserva fraccional no tienen suficientes depósitos disponibles para cubrir los retiros iniciales. Se vieron obligados a vender sus inversiones para cubrir la diferencia, incluyendo esos bonos de tesorería a medio y largo plazo.
El problema fue que esos bonos valían menos del actual valor de mercado porque las tasas de interés preferencial a las que estaban asociados se habían incrementado. Los bancos se vieron forzados a vender sus inversiones con pérdidas lo cual, al hacerlo en grandes cantidades, creó grandes déficits en sus balances generales. Esto propició fugas en los bancos.
¿Cómo ayuda esto a las criptomonedas?
Las fugas en los bancos son esencialmente crisis de confianza, en las que se teme que estos no tengan suficiente para cubrir los retiros.
La gente tiene miedo
Una vez que las personas oyen esto, surge el pánico, y los clientes se apresuran a retirar sus fondos: una profecía autocumplida. Este fenómeno se intensifica gracias a la banca en línea y que los usuarios tienen acceso a sus cuentas 24/7.
Si tienen éxito a la hora de retirar sus fondos de un banco antes de que este colapse, necesitan decidir donde reasignarlo. Tienen un par de opciones:
- Meterlo bajo el colchón – Obviamente un enfoque de alto riesgo debido a los riesgos de seguridad y el potencial daño físico que podría sufrir el dinero, sin mencionar la pérdida en poder adquisitivo con el tiempo debido a la inflación.
- Moverlo a un banco más grande – Varios bancos cuentan con un umbral superior al umbral de $250 mil millones. Cuentan con más regulaciones y, por lo tanto, son técnicamente más seguros. Sin embargo, aún operan bajo el sistema bancario de reserva fraccional, y centralizar una gran parte de la riqueza en manos de unos pocos bancos podría crear otro evento «demasiado grande para fracasar».
- Invertirlo – Si los clientes deciden invertir su dinero en activos antes que guardarlo directamente en bancos, podríamos presenciar un incremento del interés en las criptomonedas. Sin embargo, es probable que muchas de las personas que tomarían esta opción se decidan por opciones más tradicionales como bienes raíces, acciones o metales preciosos, pues son menos volátiles. Además, no todos son capaces de elegir esta opción. Por ejemplo, muchos de los depósitos no asegurados atrapados en el colapso de SVB pertenecían a cuentas empresariales que dependían de ese dinero para pagar planilla y gastos, por lo que invertirlo no es una opción.
La gente es consciente
El emperador está desnudo. Los recientes fallos bancarios iluminaron por primera vez desde el 2008 las prácticas bancarias. Aquellos clientes que no sintieron el impacto o no tienen la edad para recordar la crisis del 2008 recibieron un sombrío recordatorio de los riesgos involucrados. Entonces, las personas no tenían opción para evitar esa crisis, pero ahora las criptomonedas ofrecen una alternativa real.
La gente está cansada de cómo los bancos operan tras bambalinas: autorregulándose y presionando por desregulaciones que les permitan tomar inversiones más riesgosas. Al mismo tiempo, cuando estos bancos fallan, no sufren consecuencias, y los contribuyentes tienen que rescatarlos.
Las personas están frustradas por su relación con los bancos y están buscando alternativas.
Incluso si solo un pequeño número de personas hacen el cambio a las criptomonedas, estas saldrán cincadas y endurecidas por el proceso. Cada fracaso bancario solidifica la adopción de las criptomonedas.